Este
verano pasado os enseñé una mochila
estilo wayuu que realicé empleando una técnica
de crochet que consiste en hacer un tejido increíblemente colorido
arrastrando todos los hilos empleados mientras va creciendo la labor.
Por
si no recordáis a qué me refiero o por si no la llegásteis a ver, aquí podéis ver de qué os hablo.
Cuando
hice esta mochila me dije que, a pesar del tremendo trabajo que tiene, tenía
que probar a hacer otra con un
dibujo algo más complejo que el que
usé anteriormente, que era bastante sencillito. Y la idea fue hacerme una
mochila para mí, que al final siempre me ocurre que hago cosas para todo el
mundo y yo me quedo sin nada.
Compré
unos hilos en colores más vivos que
los de la mochila anterior y comencé a tejer la nueva añadiéndole otro punto
más de dificultad: en la que regalé a mi hermana la base de la mochila era un círculo de un solo color, pero para esta
busqué un motivo con diseño de estrella.
Y
es que me gusta ponerme retos a mi misma para ver si soy capaz de ir avanzando
cada vez un poquitín más. He de decir que tuvo su complicación, porque a los
cambios de color para conseguir el dibujo deseado había que añadir los aumentos
de puntos. Para mi fue una auténtica locura aunar estas dos cosas al mismo
tiempo. Pero al final conseguí que quedara algo parecido a como debía quedar
;-)
Y
una vez realizada la base, ya todo fue pelearme con las madejas de hilo de
todos los colores, intentando que se me enredasen lo menos posible.
He
de decir que cuando empecé a hacer el cuerpo de la mochila me di cuenta de que iba
a quedar de un tamaño enorme, así
que sobre la marcha decidí que se
convertiría en bolso.
Y
así es como quedó terminado:
Al
ser bolso, pensé que quedaría mucho mejor si iba forrado por dentro y con bolsillos para poder guardarlo todo de
forma más organizada. Elegí para el interior una tela en los mismos tonos que la base y para los bolsillos una tela estampada en tonos rojos, para que
tuviera dentro también su toque de alegría.
¿Y
sabéis que? Pues que al final tampoco
este bolso ha sido para mi. Mi hermana, que es un poco “culo veo, culo quiero”, cuando me vio haciéndolo me soltó su
habitual “ay, yo lo quiero…”, así que decidí que como para su santo (que fue hace ya casi dos meses…)
no tenía aún pensado qué regalarle, decidí adjudicárselo :-D. Y ya por fin he
conseguido terminarlo para poder entregárselo. A ella le ha encantado y yo he
disfrutado enormemente haciéndolo, sobre todo por ver que ya le voy cogiendo
mejor el truco a la técnica.
¿Creéis
que algún día conseguiré hacerme uno para mi? No se yo…
Besos
y hasta la próxima entrada.
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