lunes, 6 de noviembre de 2017

TRAPILLEANDO SIN PARAR

Había estado varios meses en los que casi no había hecho nada de crochet. Pero ha sido volver a comenzar el curso y empezar con las clases de crochet (que ya os conté el año pasado que me apunté a clases de crochet por echar unos buenos ratitos en compañía de otras locas ganchilleras) y desatarse de nuevo en mi la “obsesión” por tener la aguja todo el día en funcionamiento.

La semana pasada os enseñé aquí unas zapatillas de trapillo que había hecho con idea de ir reduciendo algo del material que tiendo a acumular “por si”.

Pues en esta ocasión le ha tocado el turno a otro proyecto que tenía en mente desde hace tiempo para hacer con trapillo.

Anteriormente había hecho cestas de trapillo con base circular, pero nunca había intentado hacer alguna con base cuadrada o rectangular. Así que, como me gusta hacer a menudo, aproveché para aprender algo nuevo.

Además de hacer la base rectangular, quise darle un añadido más de dificultad empleando el punto bajo centrado en lugar del punto bajo normal. Para quien no entienda de crochet, la diferencia es que en el punto bajo centrado va quedando un acabado como en forma de espigas. Y, además, apliqué la técnica del tapestry, creando diseños con cambios de color del trapillo.

Y así es como resultó la cesta:




¿Verdad que ha quedado mona? Lo que no se ve es el trabajo previo que tuve que hacer, porque cuando fui a comenzar con el cesto me di cuenta de que el trapillo era excesivamente grueso, así que me entretuve con mucha paciencia en ir cortando los rollos de trapillo por la mitad para conseguir que la hebra fuese algo más fina.

Y como os comentaba, ya hemos comenzado este año con las clases de crochet. El primer proyecto que hemos realizado ha sido una mochila tipo talega con trapillo ligero que nos sirva para llevar a clase el material necesario para trabajar. Ha sido un proyecto sencillo para que las nuevas compis no se agobiaran al principio.

Mi mochila la hice en color marrón chocolate, pero para que no quedara tan seria, le metí al final un toque de rojo, que le ha dado vidilla, ¿no os parece?



Ahora que he estado alternando dos proyectos con los dos tipos de trapillo, puedo decir que habría que dar un premio al que inventó el trapillo ligero. No os imagináis lo torpe y lenta que me he sentido mientras hacía el cesto, jejeje.


Besos y hasta la próxima entrada.

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