Esta vez entro para dejar aquí "colgada" (y nunca mejor dicho), la lámpara de nuestro dormitorio. Prácticamente desde que pusimos nuestra primera lámpara en el techo del dormitorio, estuvimos de acuerdo en que iluminaba muy poco y la habitación se quedaba casi en penumbra. Se trataba de una lámpara metálica, pintada en color gris y que, al ser opaca, sólo proyectaba la luz hacia abajo. Por eso iluminaba tan poco. Nos tratábamos de autoconvencer diciendo que en realidad como sólo se encendía el momento en el que nos íbamos a dormir, no necesitábamos más iluminación y que se podía complementar con las luces de las mesillas. Pero la realidad era que una lámpara que aportase más luz a la estancia hubiese estado mejor.
Aprovechando que el verano pasado nos decidimos a dar un cambio de aires al dormitorio y cambiamos el color de las paredes, encontramos la oportunidad y la excusa para hacer el cambio. Al pintar de nuevo el dormitorio, lo hicimos en dos tonos de gris, uno más oscuro para el cabecero y el resto de paredes en un tono más claro. El problema fue que al haber elegido estos colores, la lámpara quedaba camuflada y pasaba totalmente desapercibida.
Al mismo tiempo, me fui aficionando a seguir distintos foros y blogs de decoración y en algún momento en uno de ellos descubrí un vídeo sobre cómo se hacía una lámpara IQ Light. Su nombre viene de Interlocking Quadrilaterals Light, ya que su montaje no consiste más que en ir encajando una serie de cuadriláteros. En el siguiente enlace se encuentra el vídeo al que me refiero y que me sirvió de inspiración:
Nada más verla, decidí que tenía que intentar hacer una igual, ya que viendo el proceso de montaje, me pareció realmente sencilla para el resultado tan espectacular que proporcionaba. Y dicho y hecho. Ese mismo día hice una pequeña prueba en cartulina, y al ver que era tan sencillo como aparentaba, me puse manos a la obra y realicé la lámpara, esta vez utilizando como material cubiertas de encuadernar de PVC translúcido. Su montaje consiste en solapar 30 piezas exactamente iguales, que al irse uniendo van creando un triacontaedro rómbico.
Hay que decir, que partiendo de este mismo módulo, se pueden conseguir infinitas variantes, cambiando sólo el número de piezas empleadas en su construcción. De momento sólo me he animado con la de 30 piezas, pero quien sabe si algún día le echo valor y me planteo una más complicada. Más que nada, como reto a ver si soy capaz de conseguirlo...
Y finalmente, el resultado final fue el que se puede ver en las siguientes imágenes, tanto de la lámpara apagada como encendida.
Ahora sí que podemos decir que el dormitorio ha quedado perfectamente iluminado. Y como no podía ser menos, por un módico precio y con la satisfacción de haberlo realizado nosotros mismos.