Hoy
vengo con la segunda y última parte
de este post en el que os voy a enseñar el resto
de complementos que llevé a la boda.
En
primer lugar os voy a enseñar una gargantilla
que llevaba algún tiempo queriendo hacer. Creo que no os he llegado a enseñar
nunca por aquí ninguna de las pruebas (alguna que otra pulsera) que hice empleando
la técnica kumihimo. Se trata de
hacer cordones trenzados empleando
un disco con el que se consiguen pulseras y collares realmente curiosos.
Y además de sencillo, resulta increiblemente adictivo.
Una vez que empiezas, es difícil parar. Hasta mis hijos sucumbieron a sus encantos y le hicieron algunas pulseras para regalar a sus seños ;-)
Os
dejo como ejemplo las pulseras que ellos
hicieron, para que sepáis cómo es esta técnica de la que os hablo:
Pues
con una combinación de cordones de raso que iban a juego con los otros
complementos, hice esta gargantilla,
con su correspondiente colgante realizado
con la misma tela del bolso y los broches:
Y
cuando terminé la gargantilla y vi que tenía unos pequeños restos de los cordones empleados, pensé que igual podía darles uso.
Así que sobre la marcha improvisé
estos pendientes, que quedaron, para
mi gusto, muy sencillos pero vistosos:
¿Qué
os ha parecido todo el conjunto de cosas? Pues para que os hagáis una mejor
idea de cómo quedó todo conjuntado, os dejo esta foto en la que lo luzco todo:
Y
ahora os voy a contar un pequeño secreto.
¿Veis el top que llevo puesto? Pues
si os cuento qué es, más de una me tomaréis por loca, jeje.
Resulta
que andaba buscando alguna prenda para
arriba en color beige y no
terminaba de dar con nada que me llenase del todo. Y de repente, pocos días
antes de la boda, recordé que en casa de mis padres seguía guardado mi vestido de novia después de algo más de
11 años. Así que le pedí a mi madre que lo rescatase y ni corta ni perezosa,
tijera en mano, me entretuve en destrozarlo un poco. Realmente tampoco fue
tanto destrozo. Mi vestido, aún siendo una sola pieza, estaba formado por dos
piezas (top y falda) que la modista me propuso unir para que no me diese la
lata tener las piezas separadas el día de la boda. Por tanto, sólo tuve que
entretenerme en descoser ambas piezas y volver a rematar el top para dejarlo
bien terminado.
No
hay más remedio que reutilizar las cosas y, teniendo en cuenta que este vestido
no me lo iba a volver a poner, ¿qué mejor uso que este?
Espero
que os hayan gustado estas dos entradas en las que me he dedicado un poquito de
tiempo a mi misma (que normalmente nunca me hago nada para mí).
El
próximo día ya vendré con otro asunto diferente.
Besos
y hasta la próxima entrada.