Hace ya varios días que quería haber hecho esta
entrada, pero primero tuve que esperar a que llegase lo que os voy a enseñar a
su destino para no fastidiar la sorpresa
y después lo he ido dejando. Pero ya de hoy me he dicho que no podía pasar.
Todo surgió después de haber visto una entrada en
el blog de Dianthusa París. Y ya que
estoy, si no conocéis el trabajo de Pilar,
el alma de Dianthusa, os recomiendo que no os lo perdáis, porque hace unas
cosas preciosas, con un gusto exquisito. Y sobre todo, sencillas, que es como a
mi me gustan las cosas.
El caso es que Pilar se ha atrevido con el crochet
hace poco y está ilusionada queriendo hacer nuevas cosas con esta técnica. Y un
día hizo una entrada en la que mostraba varios enlaces de distintos blogs en
los que enseñaban a hacer zapatillas de crochet. De todas las que enseñó, hubo un modelo que me enamoró, que podéis
ver cómo se hacen aquí.
Como soy de naturaleza
antojadiza, en cuanto las vi, me dije que tenía que hacerme unas, aprovechando
que ya se acerca el frío y que además necesitaba nuevas zapatillas para estar
por casa. Cogí algunas de las lanas que tenía en casa y me puse manos a la obra
enseguida. Me pareció que eran sencillas de hacer (teniendo en cuenta que mis
conocimientos de crochet son bastante limitados), aunque como eran las
primeras, tuvieron algún que otro fallo. Nada grave que no se pudiese mejorar
con práctica...
Mientras las estaba haciendo, pensé que a mi hermana seguro que le iban a
encantar y que me iba a decir que quería unas iguales (ella es así, también de alma antojadiza, jeje), así que surgió la idea
de hacerle unas a ella y otras a mi sobrina a juego, para que fuesen las dos conjuntadas.
No pudo ser una sorpresa total porque se lo tuve
que contar para que me diese las medidas de los pies de las dos. Pero decidí
que de alguna forma tenía que sorprenderla.
Cuando las tuve terminadas, se lo dije y ella no
hacía más que decirme que le mandase fotos
para ver qué tal habían quedado. Ante la insistencia, le enseñé una foto de las
que había hecho para ella, pero le dije que las de la peque la dejábamos para
que fuese sorpresa. Sin embargo, la sorpresa iba a ser mayor: sin que ella se
lo esperase, se las envié por correo
y cuando las recibió no se lo podía creer.
Le encantaron y además le ajustaban a las dos como un guante (que tenía yo mis dudas de si
finalmente habría acertado con la medida).
A la peque le gustaron tanto, que desde entonces no se las quiere quitar ni para irse a
dormir, así que lleva unos días durmiendo con los pies bien calentitos ;-).
Y como ya me he enrollado bastante y dicen que una
imagen vale más que mil palabras, aquí os
dejo varias imágenes, para que veáis cómo quedaron:
ASÍ QUEDAN PUESTAS |
ZAPATILLAS PARA NURIA |
ZAPATILLAS PARA NORA |
ZAPATILLAS A CONJUNTO |
¿Os han gustado? Os puedo decir que son realmente cómodas y calentitas. Además son ideales para ir de viaje, ya que como
podéis ver en las fotos, cuando se ponen planas no ocupan casi nada.
Ah, y he de decir que si alguien se anima, verá que
esto engancha y querrá hacer
zapatillas para todo el mundo ;-).
Besos y hasta la próxima entrada.