Suele
decirse aquello de que “cualquier tiempo pasado fue mejor…”
Yo
estoy convencida de que no es así. Cada momento
tiene sus cosas buenas y sus cosas malas
y de nosotros depende hacer que lo positivo prevalezca sobre lo negativo.
Sólo de esa forma podremos ir avanzando.
Por
eso en esta entrada de hoy voy a hacer un
viaje al pasado, pero simplemente con la idea de mostraros mis orígenes, para que conozcáis cómo
esto que ahora hago no ha sido cosa de
un día para otro, sino que desde bien pequeña siempre me sentí atraída por
el tema artístico.
Estos
días de Semana Santa, como suelo
hacer todos los años, los he pasado en familia, en casa de mis padres.
Y
en esta ocasión, iba con una idea fija
en mi mente: la de localizar en mi antigua casa un cuaderno de dibujos que yo había hecho cuando tenía 10 años (en realidad,
para ser exactos, en el verano en el que pocos días después de haber hecho
estos dibujos cumpliría 11 años). Hace ya de esto 30 años…
Ya
en otra ocasión había hecho un amago por dar con estos dibujos, pero no quise
poner demasiadas cosas patas arriba y no me esmeré mucho en la búsqueda. Pero
esta vez, me propuse que tenía que
encontrarlo sí o sí.
El
interés que tenía en dar con el cuaderno era por ver aquellos dibujos, de los que
desde siempre he conservado la idea de que estaban
bastante bien para la edad con la que los hice y quería enseñárselos a mis
hijos, ahora que ellos tienen una edad similar a la que yo tenía. No era con
idea de comparar si mis dibujos eran mejores o peores que los que ellos hacen,
simplemente quería saber si había diferencia en cuanto al dominio de la
técnica. Y es que a menudo pienso que igual no les he hecho ver a ellos lo suficiente cuántos beneficios proporciona el dibujo en
los niños y teniendo, como les he visto desde muy pequeños, una gran creatividad,
tal vez esté dejando que se vaya consumiendo su potencial sin que sea
desarrollado al máximo…
En
una anterior entrada del blog, ya os había enseñado cómo fue mi primera toma de
contacto con la decoración de camisetas. Aquí podéis recordarlo.
O
en esta otra entrada os enseñé algunos
de los cuadros que hice en la época en la que los óleos y acuarelas formaron
parte de mi juventud.
Pues
como os iba contando, esta vez iba con la firme idea de encontrar el cuaderno.
Y conseguí salirme con la mía y por fin lo localicé.
Aquí
os enseño estos dibujos que hice copiando las ilustraciones de uno de aquellos
típicos libros que, los que seáis de una edad similar a la mía, seguro que conoceréis.
Se trataba de unos libros que combinaban la historia escrita con la misma
relatada a modo de cómic, en viñetas.
Mi
idea era haber dibujado el libro
completo (de ilusiones se vive…), pero me quedé en las primeras páginas y
ya nunca más volví a retomarlo.
Estos
son los dibujos que realicé en los últimos días del verano del 86:
Algunos de los dibujos, como podéis ver, quedaron incluso a medio terminar...
Y
aquí os dejo las ilustraciones
originales del libro, para que se puedan comparar mis dibujos con los
auténticos:
¿Os
han gustado? Si os soy sincera, creo que si
hoy intentara hacer esos mismos dibujos, estoy segura de que me saldrían peor que entonces. Lo
cierto es que, me gustaría que los días se pudieran estirar un poquito más,
porque muchas veces añoro esos largos ratos que en mi infancia y juventud me
dedicaba a disfrutar lápiz en mano.
Ahora he cambiado estos buenos ratos por querer probar a hacer un poco de todo lo
que voy descubriendo por la red. Y no significa que lo que hago ahora sea mejor
ni peor que lo de antes, simplemente es diferente.
Igual
un día de estos me animo y vuelvo a
coger un lápiz y hago un dibujo en serio, sólo por el hecho de demostrarme a
mi misma que puedo ser capaz de hacerlo :-D
Besos
y hasta la próxima entrada.
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