La entrada de hoy va a ser un poco distinta. Y con eso
me refiero a que lo que os voy a enseñar no va a ser nada que yo haya hecho.
No se si alguna vez os he contado mi afición por
coleccionar bolsos. Me encantan, no puedo remediarlo... Y el caso es que al
final acabo usando siempre los mismos, pero es ver algún bolso un poco
diferente y se me van los ojos detrás ;-).
Pues hace unos meses, en mis paseos diarios por
internet, vi de repente una foto de un bolso que me pareció lo más original que
había visto nunca. Y no paré hasta localizar dónde podían venderlo. Para esas
cosas soy muy cabezona y como tenga que buscar una cosa por la red, siempre
acabo encontrándola.
Os voy a enseñar los bolsos tan simpáticos que he
encontrado. Son como si fuesen salidos de un cómic:
¿Verdad que son realmente geniales?
Pues además de estos, encontré otros en otro estilo
diferente. En este caso, se trata de bolsos-mochila. He de confesar que los
bolsos-mochila son mis favoritos, por su funcionalidad, ya que son muy cómodos
de llevar. Hace años era muy aficionada a ellos, hasta que una vez me abrieron
por la calle la mochila sin que me diese cuenta y me robaron la cartera L. Desde entonces no he vuelto a
usar este tipo de bolsos.
Pero cuando descubrí este tipo, pensé que con ellos podía
volver a reconciliarme con las mochilas, ya que llevan un sistema de cierre que
pone las cosas un poco más difíciles a los “amigos de lo ajeno”.
Aquí os pongo una muestra de ellos, para que veáis qué
bonitos resultan:
Y este es el detalle del cierre que os comentaba:
¿Os han gustado? Pues si queréis haceros con alguno de los
modelos, no tenéis más que decírmelo y os lo hago llegar.
Para ver los distintos modelos y precios podéis
asomaros a mi página en Facebook, donde lo tengo todo detallado. Aquí os dejo
los enlaces:
Besos y hasta la próxima entrada, que como todos los
viernes, será para enseñaros el trabajo de un nuevo arquitecto reinventado ;-)
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