Hoy
vengo a enseñaros una acuarela que
hice hace poquitos días y que me hizo especial
ilusión pintar. El motivo por el que me ha hecho tanta ilusión es un poco
tonto, tal vez. Pero a mi me ha traído muy bonitos
recuerdos.
Esta
pasada semana, en las clases de acuarela
que Virginia Higuero comparte en su
cuenta de Instagram, el motivo que eligió para pintar fue una bonita vista invernal del Castillo de
Neuschwanstein, en Alemania. Se trata de un precioso castillo, que parece
sacado de un cuento de hadas. Y
tanto es así, que se dice que en él se inspiró Walt Disney para construir el famoso castillo de la Bella Durmiente de Disneyland.
Pero
a mi me trae otro tipo de recuerdos. No he estado nunca ni en el propio Castillo
de Neuschwanstein ni en Disneyland, pero es escuchar el nombre de este lugar y
venirme a la mente bonitos momentos de
la infancia de mis hijos.
Cuando
mis hijos eran bebés, ponían en aquella época en televisión una serie de dibujos animados que para mi
fue un descubrimiento. Yo diría que es de las mejores series de dibujos
animados que se han hecho para niños. Se trata de “Little Einsteins”, una
serie que combinaba enseñanzas musicales
con muchos otros temas educativos. Y
mis hijos se hicieron fans absolutos de esta serie y de sus personajes.
Pero
hubo un capítulo en particular que fue uno de los que más les gustaba. Y eso, todos
los que tengáis hijos, ya os podéis imaginar qué significa: visionado en bucle hasta el infinito y
más allá del mismo capítulo día tras
día…
En
este capítulo los protagonistas querían celebrar una fiesta de Halloween e iban de visita a varios castillos y palacios
para pedir chuches con el famoso truco o trato. Y uno de estos
lugares resultó ser el Castillo de
Neuschwanstein. Nunca hasta ese momento había oído hablar de ese castillo y
resultaba muy divertido escuchar a los peques intentar pronunciar ese nombre
tan complicado.
Así
que, cuando Virginia propuso hacer este castillo, se me vinieron a la mente
imágenes y recuerdos muy tiernos…
Pero dejo ya de enrollarme, que parezco una persiana, y aquí os dejo con el resultado de la acuarela:
En
esta ocasión Virginia, que es muy didáctica
y siempre nos enseña trucos y técnicas
nuevas, quería que usáramos, para realizar la arboleda nevada, una pintura con texturas, que proporciona unos
efectos realmente interesantes. Pero
como yo no tenía este tipo de pintura, decidí hacer la acuarela de todas formas
y, a falta de pintura texturizada, eché mano de la imaginación, un puñado de sal y unas gotas de agua. Y así es como
logré salvar los muebles para que me quedara un fondo medianamente parecido a lo
que ella hizo.
Aquí
os enseño con más detalle el resultado de mis experimentos low cost, jeje:
¿Qué
os ha parecido el resultado? A mi me ha gustado mucho como ha quedado y, como
he comentado en más de una ocasión, a
falta de materiales, hay que intentar buscar alternativas. Pero nunca
quedarnos sin pintar, ¡eso no!
Besos y hasta la próxima entrada.
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