Este
año está resultando un poco, por no decir un bastante, atípico en lo que a las primeras
comuniones se refiere.
Y
esta Primera Comunión de la que os voy a hablar ha sido una de las que han
resultado más moviditas por todos
los cambios que ha ido sufriendo.
Maria José,
clienta ya habitual desde hace tiempo de Día tras Día, se puso en contacto
conmigo allá por marzo porque este
año hacía la Primera Comunión su hijo Guillermo.
Y quería que le preparase algunos detalles para ese día tan especial.
En
principios, la Primera Comunión se debía celebrar en mayo, pero como podréis suponer, esa fecha quedó anulada debido a
la pandemia.
Así
que quedamos a la espera de ver cuándo sería la nueva fecha de celebración. Y
finalmente, el día en que se celebraría pasó a ser el 25 de julio.
Teniendo
ya la fecha, preparé entonces todo lo que me pidió Maria José.
En
primer lugar, hice una camiseta
personalizada para Guillermo, vestido tal como iría en su gran día. Y así
es como resultó:
También
preparé para él un libro de firmas,
con el dibujo de Guillermo personalizado:
Y
por último, Maria José quiso que le hiciera un árbol de huellas, pero en lugar de hacerlo como los que hago habitualmente, que
son una lámina enmarcada, prefirió hacerlo sobre un lienzo de tamaño más grande, tal como hice uno el año pasado para
ella con motivo de la Primera Comunión de su
sobrina y que os enseñé aquí. Para el árbol de huellas Maria José me dijo que le gustaría que representase a Guillermo con un balón de fútbol a sus pies
Este
fue el resultado final del lienzo:
Aquí os enseño ahora todas las cosas juntas en una misma foto:
¿Y
si os cuento que al final ese día Guillermo no pudo celebrar su Primera Comunión? Pues sí, así fue. Un día antes
me comunicó Maria José que les habían cancelado la celebración porque en su
pueblo, Totana, en esas fechas hubo un repunte de casos de coronavirus y tuvieron
que confinarse y se suspendieron todo tipo de celebraciones. Imagináos qué disgusto tan grande, que te anulen
una celebración de este tipo justo el día antes.
Pero
la historia ha tenido un desenlace feliz
y por fin, a finales de agosto, Guillermo pudo celebrar su día de Primera
Comunión. No os imagináis qué alegría me llevé cuando Maria José me lo contó y
me envió una foto de su peque disfrutando de su fiesta luciendo su camiseta
personalizada. Seguro que ese día para Guillermo ha sido uno de los más felices
de su vida.
Besos y hasta la próxima entrada.
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