En
más de una ocasión he contado que, a pesar de que me encanta dibujar y
llevo casi toda mi vida con un lápiz en
la mano, hay algo que siempre se me ha resistido especialmente. Y ese apartado
en el que me veo con poca pericia son los retratos.
Aquí
os enseñé hace ya algunos años los retratos
a lápiz que hice de mis hijos.
Quedaron mejor de lo que yo esperaba, sobre todo porque hacía mil años que no
lo intentaba. Pero soy consciente de que hay mucho que mejorar en ellos.
Ahora
que me ha dado por pintar con acuarela,
me planteé intentar hacer algún retrato con esta técnica. Así que, aprovechando
que había descubierto una cuenta en Instagram preciosa, Xenia Lau, con unas fotos muy inspiradoras para ser pintadas, me he
animado a darle otra nueva oportunidad a los retratos.
En
primer lugar quise empezar por algo más
sencillo y elegí una foto en blanco
en negro. Así al mismo tiempo practicaba el hacer una acuarela monocromática. Y la modelo de la foto estaba con los ojos cerrados, por lo que me quitaba de
un plumazo una de las partes más complicadas de un retrato. Ya se que soy un
poco tramposa, pero tampoco es cuestión de desanimarse en la primera prueba,
¿no? Jeje
Pues
aquí os enseño como resultó:
Y cuando terminé esta acuarela, me entró la vena más valiente y ya me animé con un retrato a color y con los ojos abiertos. Pero no solo eso, sino que además la foto que escogí en esta ocasión incluía las manos y en una postura no demasiado sencilla. Que si los ojos no son nada fáciles, las manos tampoco se quedan cortas en cuestión de dificultad…
¿Queréis
ver cómo quedó? Aquí os dejo estas fotos del resultado:
Como
siempre, todo es mejorable en esta vida, pero puedo decir que he quedado
bastante satisfecha con el resultado. Y para mi, que soy una persona bastante
exigente conmigo misma, es ya un logro.
¿Y
a vosotros os han gustado? Contadme, que soy toda oídos ;-)
Besos y hasta la próxima entrada.
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